Física o química: la sencillez compleja
- Esteve Vallmajor
- 31 dic 2019
- 5 Min. de lectura

El otro día terminé Física o química, una de las mejores series que he visto en mi vida. “¡Pero qué dices!, exageraoooo”. Pues sí, la mejor o de las mejores. Al lado de Juego de tronos y de todas las series que acarrean millones de espectadores en todo el mundo.
Escribo esto en 2020. FoQ terminó en 2011 después de 7 temporadas y 77 episodios. Muchas tramas, muchos personajes y mucha lío que contar. Aviso que los spoilers prescriben y después de casi 10 años del final este artículo no se responsabiliza de ninguno de ellos. También añadir que Yoli y Olimpia son mi debilidad, por si creéis que la opinión esta sesgada.
Para los que no la habéis visto y queráis seguir leyendo esto, la serie iba de la vida de profesores y alumnos de un instituto llamado Zurbarán. O tal vez no solo iba de eso. Y hablaba de nosotros, de nuestros problemas, de nuestras contradicciones, de nuestras cagadas y de todo lo mal que lo hacemos a veces.
El primer capítulo se emitió en febrero de 2008. Hace ya 12 años de esto y la España que hoy conocemos afortunadamente ha cambiado mucho. Por eso me ha sido imprescindible mirar esta serie con perspectiva histórica, para poder acabar de comprenderla más allá de la serie en si. En 2008 gobernaba Zapatero y ahí se empezó a gestar la crisis económica que florecería años más tarde con una brutal precariedad económica y social. En 2008 hacía 3 años que España había aprobado la legalización del matrimonio homosexual y que la violencia contra las mujeres era estructural y una realidad. Aunque había feministas y mujeres que llevaban años luchando por sus derechos no existía un grupo social transversal tan importante como el actual movimiento feminista. Existía extrema derecha seguramente porque siempre ha existido pero no de la forma que la conocemos ahora. Aunque la España de ese momento era muy moderna y avanzada, esos valores no habían sido suscritos por la mayor parte de la ciudadanía que aún concebía la sociedad desde otro prisma.
"Física o química hablaba de nosotros, de nuestros problemas, de nuestras contradicciones, de nuestras cagadas y de todo lo mal que lo hacemos a veces."
FoQ muestra toda esa realidad a través de la experiencia de unos jóvenes en el instituto. Cabano ve como su padre maltrata a su madre y él sufre palizas por defenderla. Julio se infiltra en una banda de nazis, y el insti decide luchar contra esos cuando los acosan por representar una obra de teatro. Fer hace bandera de todas las luchas del movimiento LGTBI y de la necesidad de ser aceptado tal y como eres y quieras a quien quieras. La Yoli nos enseña lo difícil que es rehacer tu vida después de una violación y nos hace reír con sus frases memorables (“Mira! Teresa de Calcuta, a no, que ahora eres un poco puta” o “Puta es solo una palabra”). Olimpia decide tener un hijo ella sola porque ella pueda y quiere. Irene mantiene una relación con un alumno porque suelen decir que el amor no entiende de edades (ahí discrepo un poco). Alma nos demuestra hasta donde se puede llegar por conseguir un dinero necesario para lograr tus sueños. La maternidad no convencional de Clara que decide hacerse cargo de Ruth después de quedar huérfana y acoger a Román en una situación muy complicada. Las relaciones poliamorosas las ejemplifican Berto, Vaquero y Verónica. Marina sufre VIH y el estigma social que suponía en esa época. Blanca duda y no para dudar, no se decide, desconfía de ella y de su capacidad. Supongo que esos personajes os suenan porque seguro que estas historias forman parte de vuestras vidas y de las personas que os rodean.
FoQ es sin querer también una crítica a nuestro sistema educativo. En el último capítulo cuando van a cerrar el colegio, el director argumenta que el colegio es un negocio y que si no funciona debe cambiar. Los alumnos ahí responden que para ellos el colegio es más que asistir a unas clases, pagar unas cuotas y que los profesores cobren a final de mes. El Zurabarán es un sitio que les da la vida, que les ayuda con sus problemas, que les hace reflexionar e interpelar más allá del currículum establecido por el sistema. Supongo que esa es la función de un instituto, y de un espacio en el que tiene que primar el espíritu crítico.
La longevidad de la serie permite que los personajes evolucionen mucho y que nos sorprendan. Por eso me ha costado establecer un favorit@, ya que todo es muy volátil. Sin lugar a duda y después de las 7 temporadas Yoli se ha ganado la guinda. Es un personaje que a simple vista parece simple pero que es muy complejo. Es una persona muy generosa con el resto y que poca gente la escucha y la ayuda cuando ella lo necesita. Sufre como nadie y vive con una intensidad encomiable. Sin haber leído a Woolf reivindica sin saberlo un feminismo de sentido común y callejero. Y ella está al pie del cañón siempre sin complejos ni medias tintas para decir lo que piensa en todo momento.
Las historias no serían lo mismo seguramente sin la música de fondo. Despistaos, M-Clan, Cinco de enero o El sueño de Morfeo ponen la sintonía a las tramas y a los personajes. La capacidad que tienen esas canciones es doble, ya que se adecuan a las escenas en las que han sido usadas, y con posterioridad nos permiten conectar con ellas cuando escuchamos las canciones a nuestra onda. No se puede escuhar Cuando lloras sin pensar en el pequeño Isaac, No te quiero sin todas las rupturas amorosas o Cada dos minutos que literalmente suena cada dos minutos.
FoQ me ha sorprendido, me ha hecho llorar (nunca lloro), he empatizado con sus historias y sobretodo me ha hecho pensar. Pensar en nuestras vidas, en nuestras adolescencias y en nuestros proyectos vitales imperfectos que van tirando día a día pese esa imperfección. Las vidas que dejamos atrás y los nuevos caminos que se abren. Las malas decisiones que nos marcan toda la vida pero que también tiene solución.
"FoQ no es una serie compleja, pero tal vez ahí es donde radica su radicalidad: en su sencillez. En su capacidad de poder conectar con el público des de el minuto 0."
Al final FoQ no es una serie compleja, pero tal vez ahí es donde radica su radicalidad: en su sencillez. En su capacidad de poder conectar con el público des de el minuto 0. Seguramente pensareis que soy un hooligan y que esto que he escrito no tiene mucho sentido pero tenía la necesidad de materializar estas ideas después de unas semanas de maratones y compartiendo más horas con los del Zurbarán que con mi familia.

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